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No toda la Cultura se va a la basura

Publicado: 2015-07-09


Desde hace mucho que en Celendín la propuesta cultural había muerto… porque no era rentable, porque aburría o simplemente porque jodía a la clase política chichera.

El palacio municipal era la meca de los chichódromos vernaculares, ring de los takanakuys de madrugada, y el embotellamiento al día siguiente servía para postal de feligresía en honor a la virgen del Carmen patrona del alcohol y del desbande.

“En Celendín hay mucha perdición” decían los hijos pródigos de regreso a su terruño. “En qué emplean su tiempo los jóvenes en Celendín”, si no hay nada más que bares y cantinas, pubs, karaokes, cámaras de gas, huariques y huecos del aguardiente y la coca”.

Ni siquiera parques para que los fines de semana las familias comparta, no hay cine, ni teatro, clubes de lectura, dojos de karate o kung fu, no tenemos formación de atletas en potencia, no existen olimpiadas de natación, ni torneos de ajedrecistas.

El artista se convierte en malabaristas para no desahuciarse.

Las cabinas de internet andan abiertas y abarrotadas pero las bibliotecas vacías. Todo se ha convertido en anti, todo es prejuicioso, no se junten con este porque trabajó en Conga. Y el de acá fue “rondero” y “terruco”. Y este fue “maurista” y yo solo me junto con los “coquistas", pero tú no eres “coquista” neto eres “goyista”. Y las etiquetas abriendo brechas en aquél antiguo pueblo digno de nobles caballeros, inventores, polifacéticos personajes progresistas.

Bien Celendín ya no es el mágico pueblo de ensueño. Tenemos una realidad que asumir con los pasivos heredados de las disputas, pero todavía se puede trabajar. Aún conservamos un pasado valiosísimo, culturas vivas que reclaman sus espacios, iconografía precolombina que “marketear”, somos herederos de un nombre único. Embajadores de Celendín en el mundo, podemos con la fortaleza de nuestros ancestros mandar al carajo nuestras discrepancias y unirnos, que no es lo mismo que estar juntos.

¿Tú eres minero? Y que mierda! Yo no pero eres mi paisano y te valoro. Yo defiendo mi entorno natural y me niego a que me llamen antiminero, porque eso no existe, porque es un tonto estereotipo. Pero también creo en la importancia del trabajo, de la mano de obra. Quiero algún día ver a mi provincia despegar respetando a sus pueblos y comunidades, ver que se construye una obra que genere puestos de trabajo, a tantos muchachos que cada fin de mes se ven desesperados porque no se emplean y andan parados esperando en la cola del partidarismo. Aquél terrible partidarismo sectario que hace tanto daño a nuestra democracia incipiente, aquel muchachito que ya acabó el colegio que anda ahorrando para comprar su primer pasaje e irse lejos porque aquí no hay chamba, o la señorita que entiende mal ese putrefacto mensaje de las instancias gubernamentales que a cambio de placeres las colocan en la nómina.

Sobre todo este panorama, se siembra una esperanza de las misma manos del arte y la cultura. Porque garabatos fue lo último plausible que se recuerde sobre las tablas, porque los guionistas en potencia, dramaturgos experimentales no tienen sus espacios. Porque queremos más “Charritos” y “Miguelángeles” a más “Grégoresdiaz”, “Rochas”, “Vrochas” y “Garridos”. Hay que reclamarlos!

Ya andaríamos curando estas heridas tontas que no supimos sanar comunicándonos. Felicidades a los jóvenes y a los viejos que si creen en el arte y la cultura son más nuevos que nosotros.

Hoy tenemos la posibilidad de disfrutar de danza, puestas en escena de teatro, música y pintura. Esto siempre es bueno en un pueblo que espera julio solo para saber qué orquestas llegan, o cuántas cajas de cerveza se importan. Yo no detesto la bohemia, también la celebró, pero creo más en la cultura, la historia y el arte celendino, por lo que desde siempre vivo orgulloso.

Ser celendino no es una circunstancia, es un designio muy encomiable.


Escrito por

Franz Sánchez

Activista 2.O, ComunityManager, Voice Over, Marketero en curso intensivo y Comunicador Sin O.


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Calumnias de Opinión, punzantes, hirientes y muy dulces.