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CELENDÍN EN APOYO AL VALLE DEL TAMBO

Celendín y los Espar-tambos, en medio de la hemorragia de trolles

No existen antimineros, la mayoría de los opositores a proyectos mineros no son "antimineros". Su oposición es relativa, algunos adoptan la protesta porque la actividad se desarrolla en zonas sensibles o por el origen de los capitales, por la falta de oportunidades, por el acceso al agua y a los suelos...

Publicado: 2015-05-27


Hoy fue el primer día del paro macroregional pero las redes no estuvieron paralizadas, con inusual premura las cuentas falsas (y verdaderas) de mercenarios de opinión, que también van por lentejas y frejoles, o todo lo que les chorreé—no digan que no—estuvieron vilipendiando la acción cívica.

Y llamaremos acción cívica” a toda movilización social que despercuda del apolillado letargo que someta a obedecer acciones dictatoriales de un régimen completamente ilegítimo. Cuando el gobierno y sus instancias no representan y en nombre de su desprestigio cometen crímenes, la desobediencia civil es una obligación. Claro hay gente que nunca entenderá que ser ciudadano no solo es ir a votar cada cinco años—y están en su derecho, no se debe obligar a que todos piensen igual, eso es lo bonito del pluralismo—y pensar igual, no quiere decir que todos tengamos una sola idea de lo que signifique el “progreso” o el “desarrollo”.

Este significado dependerá mucho del propio contexto de los pueblos, y su libre elección a desarrollar las actividades económicas que ellos mismos crean convenientes. Agricultura en territorios agrícolas, ganadería en zonas ganaderas y minería en donde pueda darse la minería sin afectar otras actividades, también productivas.

El gran error de gobierno y empresa privada es que jamás socializan los proyectos de inversión aún sabiendo que estas mismas actividades demandarán recursos que emplean otras: la tierra, el agua.

En Celendín durante la jornada de hoy, de apoyo al valle del tambo, a los espar-tambos, y de refuerzo a lucha contra Conga, se realizó el lavado de la bandera.

Una bandera ya ensuciada con agentes contaminantes de la minería a tajo abierto—que por más que se esfuercen las huaripoleras del Facebook en defender—todavía demuestra ser anticuada en materia ambiental, y desinteresada de lo social.

Entonces la táctica es “atacar” los circundante y no analizar el fondo del asunto. Y el asunto aquí es real, no existe ni en la práctica ni en la semántica “terrorista antiminero”. Esa expresión es la sudoración del propio miedo que sienten las personas por no poder comprender que exista gente que se plantee cuestionamientos elementales frente a la gran minería—eso les da terror—.

Ni los sociólogos, ni los grandes medios, ni analistas, ni expertos, mucho menos los periodistas aciertan en el análisis. No existen antimineros, la mayoría de los opositores a proyectos mineros no son "antimineros". Su oposición es relativa, algunos adoptan la protesta porque la actividad se desarrolla en zonas sensibles o por el origen de los capitales, por la falta de oportunidades, por el acceso al agua y a los suelos, pero no quiere decir que rechacen la minería en general.Estas personas también usan celulares, cubiertos, computadoras, etc.

"Las izquierdas no inventan el malestar de la población. Es un error conceptual y práctico pensar que las izquierdas inventan los conflictos mineros y que la gente de las zonas mineras es idiota y manipulable".

No puede ser posible que en este país, los EIA’s se aprueben a patadas a pesar de mantener una serie de observaciones no resueltas, ni socializadas.

No puede ser que el gobierno siga tratando como sarro a los dirigentes—que nos gusten o no—movilizan colectivos, y “movilizar” no solo quiere decir trasladar personas, sino hacer pensar, revinar, contradecir, objetar.

Los señoritos del ala radical de las inversiones a ultranza por sobre el cadáver de sus propios compatriotas deberían comprender que no siempre se le dice “Sí” a todo. Que hay momentos en que un “no” rotundo, un “pero” prudente, es muy justificable cuando lo que está en juego es la vida de las personas del campo, la propia cosmovisión andina de no ver el reviente de sus “apus” tutelares, de sus madres lagunas. Ponerse en el lugar del otro.

Hay críticas también que hacerle al movimiento disidente, como el hecho de utilizar el discurso para encausar aspiraciones políticas… sin embargo no es ilegal, y por naturaleza somos políticos.

Que los chicos marchen con las organizaciones sociales, ya sería algo que debiera experimentar la educación metódica en la capital, fría y egocéntrica.

Que un Fiscal se pronuncie “preocupado” por ello, no se lo cree ni su madre.

Pregúntenle a los muchachos si salieron obligados, que solamente uno de ellos demuestre que actuó en contra de su voluntad, que fue llevado a rastras. Solo así ese señor podría pasar por serio.

La historia no la escriben ni los políticos, ni los dirigentes, ni fiscales, ni “trolles” mineros, sino los propios pueblos. Al igual que escribe hoy, el pueblo del Tambo, el puntillazo final del enclenque gobierno corporativo y sus esbirros, con una pizca de mala ayuda de los colonizados alcahuetes—reencarnados del virreinato—que escriben lo que sus amos les susurran a la oreja.


Escrito por

Franz Sánchez

Activista 2.O, ComunityManager, Voice Over, Marketero en curso intensivo y Comunicador Sin O.


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Calumnias de Opinión, punzantes, hirientes y muy dulces.