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El Ronderismo Urbano como Negocio

Ahora esto ya es una práctica que debuta en la política local, con el resguardo tipo “estado mayor” de algunos alcaldes y regidores.

Publicado: 2015-04-24


A mitad de la década del 70, surgieron como iniciativas populares de autodefensa, las rondas campesinas tanto en la región Piura como en la de Cajamarca. La motivación radicaba en acabar con la presencia del terrorismo y el abigeato que afectaban a los campesinos.

Esta institución netamente “andina”, intentó prontamente suplir la ausencia del estado mediante sus mecanismos consuetudinarios de administración y entrega de justicia.

Hay que indicar que en otros países, también surgieron grupos populares de resguardo como la “policía comunitaria” en el estado de Guerrero (México) o la “guardia tribal” en el Valle del Cauca (Colombia).

Las rondas campesinas rápidamente desbordaron sus espacios geográficos y fueron replicados en diversas regiones del país, desde el surgimiento de la primera “ronda nocturna” en Chota (1976).

En la actualidad se calcula, solamente en la sierra norte del país, la presencia de por lo menos 3 mil 500 grupos ronderiles, integrados por más de 280 mil ronderos.

Sin embargo lo que surgió como una iniciativa de autodefensa, ha venido deslegitimando las zonas de intervención de otras autoridades representadas por la legislación.

Hoy la actividad ronderil, es una contraprestación de servicios de “seguridad personal” tanto para empresas multinacionales como para los municipios (que cada vez más requieren sus servicios).

Seguramente porque las autoridades edilicias imaginan, que contando con el servicio de las rondas se acercarán más al respaldo “popular” o por lo menos no serán castigados ni repudiados tan abiertamente, en medio de la intimidación.

En Celendín por ejemplo, es usual que de un tiempo a esta parte los proyectos de inversión extranjera asignen pagos, sueldos o propinas a líderes ronderiles que movilizan sus bases en resguardo del contratista. También es normal ver a la horda de falsos ronderos, que oportunamente “facturan" por adelantado, acechar contra opositores de los gobiernos locales, detenerlos, secuestrarlos y ajusticiarlos sin ningún reparo.

El empoderamiento de las falsas rondas, es muy parecido al “trabajo” que realizan en la costa algunas facciones de gremios por la construcción que abordan a empresarios con el fin de “cuidar” sus obras de construcción, o cobrar cupos por su sola presencia.

El corporativista multinacional, de empresas mineras, de centrales hidroeléctricas, sabe que “movilizar” supuestamente de manera “espontánea”, claro sin revelar que hay pago detrás, manda el mensaje visual de estar legitimados por las poblaciones locales o rurales.

Ahora esto ya es una práctica que debuta en la política local, con el resguardo tipo “estado mayor” de algunos alcaldes y regidores.

Lo que nació para combatir el terrorismo, hoy infunde el terror contra la libre práctica de la expresión como fundamental derecho humano. Los falsos ronderos que negocian sus servicios (especialmente en la zona urbana), hoy son los principales terroristas del estado de derecho en nuestras localidades, principalmente en Celendín, donde ni el fiscal se ha escapado de su vinzas de alquiler.


Escrito por

Franz Sánchez

Activista 2.O, ComunityManager, Voice Over, Marketero en curso intensivo y Comunicador Sin O.


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