Cuando algo anda mal, es necesaria una limpieza completa del sistema. Una desinfección general del organismo. Como cuando la PC anda mal y urge formatearla para empezar de nuevo y en orden. En la práctica nuestro municipio en ruinas necesita una recomposición general. Ya lo hemos dicho abiertamente y lo diremos siempre. 

Mas allá del discurso político, del mensaje electoral, o de la corriente política que se gestione. Desde lo institucional, al municipio le urge un saneamiento con mascarillas, guantes (y de paso baygon).

Y es que en el desgobierno campea el desorden, el caos y el desbalance. La Municipalidad de Celendín resquebrajada como está, significa un enorme reto para quien entre a recomponer. Si es que entra con esa misión y no quiere ser más de lo mismo.

Por esto, es casi vomitivo (se queda en nauseabundo) ver cómo los gerentes, funcionarios o colaboradores de la gestión de hoy comienzan a realizar sus movimientos buscando, lo que diremos en lenguaje aseado: su propio“reciclaje”.

Algunos de los candidatos que seguramente no pudieron armar con algo de buen juicio a sus cuadros, improvisaron con un tanto de zalamería y otro poco de “ecologismo político”… y para no hacer sudar a la neurona, escarbaron en el montículo del excedente.

Así que vemos ahora, en lo que suponen nuevos planes y/o programas de gestión local, los nombres de personas que creen que el servicio público es un cargo vitalicio.

Estos individuos e individuas, se montan en el carrusel de un gobierno para bajarse y colgarse del que promete ser el nuevo. Recortando oportunidad a muchos profesionales celendino que desde el exilio menean el cuello observando el infatigable virar de la noria.

Así que, si es que se puede hablar ya de propuestas “serias” en la política local. Pues empecemos por aniquilar la cultura oportunista del reciclamiento asistido.

El municipio de Celendín, por fin debería integrar a lo más destacado del amplio universo de profesionales honestos, inteligentes y con amor a su pueblo para servirlo.

No podemos permitir, una vez más, que desde nuestra tierra se desechen y se recojan las mismas caras de siempre, que ya habiendo demostrado ineptitud sigan frotándose las manos y echándole una palmadita sobona al político mediocre que se lo permita,

Y los candidatos deben entender que no es propuesta sostenible convertir el circo actual de la politiquería, en un círculo de reciclaje de despojos.

Las propuestas actuales deberían ya, inyectarle una buena dosis de frescura y de optimismo a las gestiones en nuestra provincia. Con gente que quiera laborar de verdad, no trabajar.

Porque con nuestra tierra no se debiera emplear el prefijo “traba” ni traerla a menos con “bajo”. Se debería, y esto que entiendan los candidatos, laborar. Labrar y orar.

Orar, es lo que haremos para que el 5 de octubre gane la cordura y no el reciclamiento de lo mismo de siempre: mediocridad y conformismo. Nunca el celendino de abolengo por más necio que haya sido, ni fue mediocre ni tampoco conformista. Ese es un distintivo, que ya viene de fábrica.